¿Sueles despertarte con malestar en la mandíbula? ¿Notas que tus dientes están cada vez más sensibles? ¿Te suele doler la cabeza
sin causa aparente? No te asustes, no eres un bicho raro.
Si padeces estos síntomas es probable que formes parte del 70% de la población de España que sufre bruxismo, una patología comúnmente llamada “la enfermedad silenciosa”. Y es que muchísimas personas no son conscientes de que la sufren… ¡ni de que se puede combatir!
¿Qué es el bruxismo?
Se trata de un hábito involuntario
por el cual apretamos los dientes
o los hacemos rechinar, normalmente mientras estamos durmiendo. Esto nos pasa tanto a los adultos como a los niños, si bien las causas que lo originan en ambos casos suelen ser diferentes.
¿Qué causas lo provocan?
No es fácil determinar con exactitud qué provoca el bruxismo, ya que existen muchos factores
que pueden hacer de disparadores y acabar provocando que alguien apriete los dientes de manera involuntaria.
Sin embargo, muchos estudios apuntan a que el estrés
y la ansiedad
son los claros candidatos a llevarse el premio al “causante más habitual”.
Pero no debemos olvidar otros aspectos como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, la cafeína, la depresión
y los trastornos del sueño. Porque todo suma, y la combinación de estas situaciones suele tener un claro reflejo en nuestros dientes y mandíbula.
¿Qué síntomas ayudan a detectar el bruxismo?
Por curioso que parezca, las personas solteras
suelen tener más dificultades
para identificar que padecen bruxismo. Y es que son los compañeros de cama los que a menudo avisan a la otra persona
de que rechina los dientes por la noche. No es un sonido agradable, la verdad.
Por suerte, dormir con alguien no es la única manera
de identificar el problema. De día, el bruxismo también deja huella.
Las personas que lo padecen suelen sentir dolores de cabeza
y musculares, molestias en el oído
y en la articulación temporomandibular, alargamiento de los músculos
de la cara
o rigidez en hombros y cuello. Incluso, hemos visto casos que han derivado en mareos
o vértigo
al producirse estos síntomas de manera recurrente.
¿Qué consecuencias tiene para la boca?
Piensa en este dato: una persona que padece bruxismo ejerce una presión sobre los dientes que puede ser hasta 10 veces más potente que cuando mastica. Algún daño colateral tendrá en su boca, ¿no?
La consecuencia más visible es el desgaste del esmalte dental, que incluso puede acabar provocando la fractura
y pérdida de dientes.
También es notorio el aumento en la sensibilidad
al ingerir alimentos fríos, calientes y dulces.
Las encías
también pueden verse afectadas por la excesiva presión ejercida, inflamándose
e incluso causando la movilidad de alguna pieza dental.
Y si la persona tiene trabajos dentales como empastes
o coronas, corre un grave riesgo de que se vean dañados
y tenga que volver a pasar por el dentista.
¿Cómo tratar el bruxismo?
Dada la relación que existe entre el bruxismo
y el estrés, lo ideal sería poder eliminarlo
o al menos reducirlo. Pero sabemos que esto no es tarea fácil. Por desgracia, la situación personal y laboral
de muchas personas no ayuda
a que puedan encontrar una solución rápida por esa vía.
Ahí es donde entramos los dentistas
para echar una mano y ayudar a minimizar los daños del bruxismo, protegiendo los dientes y la mandíbula
con un aparato oclusal.
Habréis escuchado llamarlo de mil maneras
(férula de descarga, protector bucal de mordida, protector nocturno, aparato para bruxismo, férula de Michigan…). Para simplificar, nos referiremos a ellas como “férulas”.
¿En qué consisten las férulas?
Son piezas de material plástico
o resinas acrílicas, 100% seguras para el organismo, que se hacen a medida
para que se adapten a los dientes de cada paciente. Con ellas evitamos que estos entren en contacto y por tanto minimizamos el efecto nocivo de apretar o rechinar
de manera involuntaria.
La férula puede colocarse sobre los dientes superiores
e inferiores, una decisión que debe tomar el profesional
en base a las características propias de cada persona.
¿Son mejores las férulas duras o las blandas?
En la clínica Ibáñez-Algarra
siempre aconsejamos usar férulas duras, dado que las blandas
se adaptan peor, se mueven
y pueden incluso inducir a que se aprieten más
los dientes.
Lo decimos nosotros y muchos estudios que han concluido que las férulas blandas ofrecen peores resultados
y su uso debería limitarse a casos concretos en fases iniciales de bruxismo, donde se produce poca fricción entre dientes
y la persona no sufre dolores. Nuestra recomendación es que no te la juegues…
¿Qué otras cosas aconsejamos?
Cuando un paciente tiene un dolor
que no es de origen dental sino por la articulación, activamos un 'plan de choque'
que incluye varias medidas además de la férula.
Por un lado le enseñamos
a realizar ejercicios
para relajar la musculatura, y además le facilitamos consejos alimenticios
que le ayuden a aliviar el dolor
(realizar dieta blanda, evitar frutos secos, chicles...).
¿Cómo podemos ayudarte?
Si te has sentido identificado
leyendo este artículo, crees que sufres bruxismo
y te gustaría que te aconseje un profesional, no dudes en pedirnos ayuda. Ven a vernos y analizaremos tu caso sin compromiso.
Recuerda que la primera visita no tendría ningún coste e incluye:
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Exploración bucodental
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Estudio radiográfico
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Diagnóstico
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Plan de tratamiento
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Presupuesto
¡Te esperamos!